Probablemente no te hayas dado cuenta de que el primer mes del año acaba de finalizar.
Seguramente te has levantado los cuatro lunes del mes repitiéndote, esta semana empiezo.
Empiezo el gimnasio, empiezo a comer más sano, empiezo a irme a la cama antes y empiezo a leer más y ver menos Netflix. No te preocupes, no eres el único. Al menos eres consciente de que hay aspectos que mejorar en tu vida y tienes objetivos en mente.

Como cada año por estas fechas, ya hemos tachado de la lista aquellos objetivos utópicos que, año tras año, nos empeñamos en alcanzar.
No somos realistas.
Nos marcamos metas que, algunas veces, son imposibles de conseguir.
Otras muchas, nos invade la procrastinación o la rutina diaria.
Marcarnos objetivos nos ayuda a identificar lo que queremos conseguir. Visualizamos las acciones que vamos a realizar para conseguir esos objetivos. Si quiero perder peso sé que tengo que empezar a hacer deporte y comer más saludable. En tu mente rápidamente aparece tu plan de acción: dejar de comprar ultraprocesados, comer más fruta y verdura, dejar el alcohol solo para ocasiones especiales, utilizar menos el coche e ir andando a más sitios, coger la bici para desplazamientos cortos en llano, salir a correr los domingos por la mañana…
Te suena, ¿no? Tus planes encajan perfectamente con tu objetivo. Otra cosa es que los cumplas.
¿Por qué no hacemos los mismo con nuestro Sistema de Gestión Energética?
Estamos ya en febrero y de buena tinta sé que hay muchas organizaciones que aún no tienen objetivos de ahorro para 2020. El principio de año siempre es complicado. Hay muchos informes que presentar. Planes de proyectos nuevos que comenzar y, como siempre, el ahorro energético nunca es urgente. Esperamos a la famosa reunión de “revisión por la dirección” para empezar a buscar el número mágico. Ese % que vas a intentar alcanzar durante todo el año y que, en muchos casos, no sabes cómo vas conseguir.
Si te encuentras aún definiendo objetivos es el momento de ver qué planes de acción tienes para 2020 dentro de tu Sistema de Gestión Energética. En función de estos, podrás definir tus metas.
- Si ya has realizado la auditoría energética obligatoria, es un buen momento para coger ese listado de oportunidades, empezar a sumar los kWh de ahorro de aquellas ideas que vas a implantar, y ver el % que supone de tu consumo total. Ahí tienes tu objetivo.
- Si, por el contrario, tu objetivo de ahorro viene marcado desde dirección, coge tu listado de medidas de ahorro y empieza a seleccionar aquellas ideas que te ayudarán a conseguir tu objetivo.
¿Cómo generar un listado de medidas útil?
Una observación más sobre los listados de medidas de ahorro. Para que sean de utilidad, deben cumplir ciertos requisitos:
- Deben ser específicas. No valen ideas como “mejorar la eficiencia de la caldera” o “mejorar las consignas de los compresores”.
- Medibles y cuantificables. Debemos poder calcular los ahorros que obtendremos al implantar la medida.
- Deben realistas y deben ser adecuadas a los recursos humanos y financieros de los que se dispone.
- Deben implicar realmente un ahorro.
- Limitado en el tiempo. La medida de ahorro debe tener una fecha de fecha de realización. Este aspecto es crítico para el cálculo de objetivos ya que no dispondremos del ahorro hasta la fecha de ejecución. El cálculo de los kWh totales de ahorros anuales que nos marquemos como objetivo irá ligado a las diferentes fechas de implantación.
Seguramente te suene el acrónimo inglés S.M.A.R.T, que es el recurso nemotécnico que se usa para recordar los requisitos de los objetivos (specific, measurable, achievable, relevant and timed), aunque en este caso, lo hemos usado para las medidas de ahorro.
¿Y como los verificamos?
Ya sabes que somos un poco pesados con el tema de “cómo medir el desempeño energético”, pero es que es crítico para tener una visión real de los ahorros en la organización.
Uno de nuestros clientes nos llamó una vez para contarnos una curiosidad sobre esto. Su organización usaba el kWh/tonelada de producción. A principios de año, la alta dirección le mandó el objetivo de ahorro marcado para ese ejercicio y la producción que iba a tener la planta. Rápidamente vio que no iba a necesitar implantar medidas de ahorro ese año, ya que el aumento de producción en sí iba a conllevar una disminución del ratio kWh/tonelada que cumpliera con el objetivo marcado. Esto muestra como un mal indicador puede ser una barrera para la mejora.
Otra manera de marcar los objetivos es alinearlos con las políticas nacionales o internacionales en materia de sostenibilidad y transición energética. El pasado 21 de enero el gobierno de España declaró oficialmente la emergencia climática.
Todavía estás a tiempo, pero hay que actuar ya. Tus objetivos de ahorro son claves para que entre todos consigamos esa neutralidad de emisiones en 2050.
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