Querida Greta:
Escribimos esta carta con esa pequeña vergüenza que da dirigirse a alguien que no conoces. Mejor dicho, que no nos conoce. Porque nosotros sí te conocemos a ti. Nadie sabe bien cómo se pronuncia tu apellido, pero todo el mundo te conoce por tu nombre.

El motivo de esta carta no es otro que darte las gracias.
Has conseguido que, por fin, la emergencia climática pase a estar en la conciencia de muchas personas.
No solo eso. Ahora los programas de televisión hablan de ello en el prime time invitando a científicos como tertulianos. ¡Lo nunca visto!
Y es que según el último Eurobarómetro, el cambio climático ha pasado a ser la segunda preocupación internacional, por delante del terrorismo y la situación económica. ¡Quién nos lo iba a decir!
Creo que tú eres en parte responsable de esto. Has puesto el tema sobre la mesa y tu perseverancia ha llegado a políticos internacionales. Has conseguido que todo el mundo te conozca y, lo más importante, conozca la razón de tu lucha, que es o debería ser la de todos.
El pasado 23 de septiembre dejaste sin palabras a medio mundo con tu discurso en la cumbre sobre la acción climática de la ONU. “Me han robado mi infancia” dijiste. Y cierto es. Has dejado tu colegio para emprender esta lucha sin descanso. Has dejado la comodidad de tu casa y tu entorno para viajar por todo el mundo difundiendo el mensaje de que otro mundo es posible. Y lo es. Cada vez es mayor la conciencia de que los pequeños gestos también cuentan. Que cada uno de nosotros, en nuestro día a día, podemos hacer algo para parar esta situación. Por no hablar de las acciones a nivel mundial, que los líderes políticos podrían llevar a cabo. Y esa es tu principal meta. O mejor dicho la nuestra, la de todos. Que los políticos, independientemente de su partido y de sus tendencias políticas, pongan, de una vez por todas, freno a esta situación.
El pasado 27 de septiembre hubo una huelga mundial por el clima. hubo protestas pacíficas mundiales ante una llamada a la rebelión climática. Ocuparon gran parte de los telediarios. Ese es uno de tus logros. Has conseguido que se hable del tema.
Dentro de unos años aparecerás en los libros de texto de nuestros hijos y nietos. Quizás, tu foto estará junto a la de Nelson Mandela o Gandhi. Eso sería buena señal. En nuestras manos está que el pie de foto sea “la adolescente que frenó los desastres climáticos” o “la adolescente que nos advirtió de los futuros desastres climáticos”. Lo que sí has conseguido ya es que las generaciones futuras tengan las ideas muy claras en este tema. Y no sabes cómo lo agradecemos.
Pero no te podemos cargar a ti sola con esta responsabilidad. Es tarea de todos, y no solo de los políticos, reducir nuestras emisiones de CO2. Debemos conocer las consecuencias y, sobre todo, las alternativas a nuestras acciones diarias. Reducir el uso del transporte privado, especialmente el coche. Así como reducir los viajes en avión.

Las famosas compañías low-cost democratizaron los viajes internacionales. Viajar pasó de ser un hobby de lujo a algo rutinario para el común de los mortales. Ahora cualquiera se va a pasar un fin de semana a París, Praga o Roma, por no hablar de cruzar el charco para darse un baño en el Caribe o ir de compras por la Gran Manzana. Pero seguramente las consecuencias de las emisiones de esos viajes no todo el mundo las conozca.
Otra de las acciones más conocidas es la de “los lunes sin carne” (“Meatless Monday”). Un simple gesto, que consiste en no comer carne los lunes, por lo que se mitigan las emisiones de gases de efecto invernadero al reducirse la producción animal.
Tú eres vegana y has dejado de coger aviones. Dos grandes acciones. Seguro que ya has reducido tu consumo de plásticos no comprando productos embalados de forma superflua, llevas tus propias bolsas al supermercado (incluso las del libre servicio de frutas y verduras) e incluso le das otro uso a los tarros de cristal llevándolos al mercado para comprar las aceitunas. Nosotros vivimos en un país con muchas horas de sol y hay que aprovecharlo también. La mayoría de nosotros no debería necesitar una secadora y podríamos hacer un mejor uso de las persianas para usar la climatización lo menos posible, tanto en invierno como en verano. Conoces la economía circular y seguro que tus objetos tienen una segunda vida en casa de familiares y amigos. ¿Quién no ha heredado una bicicleta?
Dentro de las empresas y organizaciones también hay mucho por hacer. Nuestros lectores también lo saben. Hay múltiples medidas de ahorro energético que pueden llevarse a cabo aisladamente. También se puede implantar un sistema de gestión energética, que te obligará a mejorar constantemente y reducir estas, o hacer un mejor uso de las auditorías energéticas, para que, de verdad, generen ahorros.
Porque todos, a nuestro nivel, podemos hacer algo. Llevamos mucho tiempo esperando que el cambio venga desde arriba. Pero tú, Greta, nos has demostrado el impacto que puede tener una sola persona.
No llevas capa, pero sin duda, eres la superheroína que necesitábamos. GRACIAS, GRETA.
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